Iglesias en Bogotá permanecerán cerradas por julio y agosto: Claudia López

Por Ferney Rodríguez

Artículo original por Ferney Yesyd Rodríguez Vargas

La alcaldesa se mantiene firme en impedir que la capital repita la suerte de San Antonio (Texas) o Stone (Misuri), donde la apertura anticipada de los templos fue perjudicial

En un foro virtual llamado La gestión del COVID-19 y el nuevo contrato social y ambiental, la alcaldesa mayor de Bogotá manifestó su parecer por los anuncios de apertura de templos en algunos municipios del país.

Haciendo referencia a la reapertura de templos en la capital Claudia López declaró: “Es una decisión que no tiene el menor sentido epidemiológico”.

En el análisis de la alcaldesa la apertura no es posible en el corto tiempo, entendiéndose por ello los meses de julio y agosto.

López afirmó que las aperturas de templos en estos momentos son resultado de un “absoluto lobbie político”.

Las precauciones y temores de Claudia López están fundamentados en que los servicios religiosos cumplen la peligrosa regla de las 3 C de los sitios favorables a la propagación del patógeno: cerrados, concurridos y cercanos. Si a lo anterior se suma el hecho que muchas personas de la tercera edad, los más vulnerables frente al COVID-19, suelen ser los asistentes más asiduos a misas y cultos se genera un elemento adicional de alarma epidemiológica para iglesias, templos, capillas y salones del reino.

Adicionalmente debe tenerse en cuenta que muchos ritos incluyen cantos, y en algunos cultos, saltos y estremecimientos corporales, como en los pentecostales, que favorecen la distribución en el aire de partículas de saliva en los que se dispersa el virus.

López también mencionó que el ministro de Salud, Fernando Ruíz Gómez, estaba de acuerdo con ella y que el protocolo de apertura de lugares de culto es para “municipios que no tienen la situación de Bogotá”.

El ministro Ruíz estaba haciendo referencia a la Resolución 1120 del 7 de julio, en el que se dictaminó un protocolo para la apertura de iglesias. Este protocolo solo autorizó 54 municipios del país, no COVID-19 o con baja afectación, para abrir sus lugares de culto religioso.

En el caso del departamento de Cundinamarca, se sabe que están autorizados, para la reapertura de las iglesias, los municipios Gachetá, Pandi, Pasca y Venecia. Recientemente se conoció que el municipio de La Ceja, en Antioquia, podría reabrir también.

Muchos científicos han notado que la reapertura de las iglesias ha sido un impulso para la propagación de este pandémico virus. Es casi como aventar oxígeno a un fuego. Hace unas semanas, el Centro de control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos publicó un reporte en el que concluyó que 52 personas resultaron contagiadas por coronavirus en un ensayo del coro de una iglesia en el estado de Washington. Para el ente regulador el acto de cantar pudo favorecer la propagación del coronavirus en el aire y en superficies del pulpito, bancas y otros muebles de las iglesias.

El CDC también hizo advertencias sobre el uso de cáliz en las eucaristías, por el contacto que este tiene con la boca y cara de muchos feligreses. Estas determinaciones pusieron una modificación a la reapertura de los lugares de culto.

El mismo día que MinSalud anunciaba el protocolo de reapertura de templos en Colombia, en Estados Unidos se daba a conocer que 82 niños y empleados se contagiaron de coronavirus en un campamento cristiano. Los chicos y trabajadores debieron regresar a sus hogares en Missouri y otros 10 estados de la unión americana.

Al parecer, los protocolos dados por el gobierno estadounidense no fueron lo suficientemente efectivos. Según una declaración recogida en el New York Times, Cynthia Fierro Harvey, obispa de la Iglesia Metodista Unida de Luisiana, declaró: “Nuestras iglesias han seguido los protocolos de los cubrebocas, de entrar por una puerta y salir por otra y del distanciamiento social. Y aun así la gente ha dado positivo”.  En ese estado tres iglesias tuvieron que volver a cerrar la semana pasada tras la reapertura.

En San Antonio Texas, el pastor Ron Arbaugh, de la Capilla Calvario, le dijo a la prensa que no sabía cómo el virus se había propagado en su iglesia, pero que se arrepentía de haberle pedido a los asistentes a su culto que podían abrazarse de nuevo. Esto fue después de la reanudación de cultos en Texas, después de un fuerte cabildeo del sector religioso.

En Colombia también se han llevado gestiones de cabildeo en el gobierno para apresurar la reapertura de templos. Además, un amplio sector de líderes religiosos ha mostrado su rechazo a los estudios que señalan estos riesgos y han recurrido a afirmar la necesidad de muchos creyentes de satisfacer sus necesidades religiosas, como invocar la libertad de culto.

En Texas el pastor Gary Lee invitó a los demás pastores a desobedecer a las autoridades y realizar cultos: “Pastores que me están viendo, ministros del evangelio, hasta cuándo van a seguir ustedes con las iglesias cerradas (…) Abra su iglesia, ábrala. Llame a sus dos o tres líderes. ¿A poco usted tiene miedo de que llegue la policía? ¡Qué llegue la Policía! ¡Vamos a ver si no hay suficientes cristianos en esta nación!”.

Esperemos que los municipios no COVID-19 no lleguen a presentar un alza en los contagios como resultado de la apertura anticipada de los templos. Mientras tanto, Claudia López se mantiene firme en impedir que Bogotá repita la suerte de San Antonio, Texas o Stone, Misuri

Fuentes

Directiva 1120 de 2020

CDC borra unas directrices sobre COVID para sitios de culto

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