“No queremos gente pensante sino obediente”, Cura directivo de colegio en concesión
Estas palabras, más propias de la educación del siglo XIX, bien podrían pasar por alto de no ser porque los estudiantes de la jornada de la tarde de esa institución son pagados con recursos del Estado y los docentes que dan allí las clases son profesores contratados por el Estado a los que el sacerdote quiere limitar en su cátedra, olvidando además el principio de laicidad que debe imperar en la educación pública.