Virgen de Chiquinquirá: Un patronazgo inválido en tiempos de un Estado laico
Sin duda el presidente tiene derecho a profesar el culto que desee. Puede ser devoto de la Virgen de Chiquinquirá, de Ganesha, del Emperador de Jade de China, o de los Orichas de la santería afrocaribeña. Pero otra cosa muy distinta es que, en ejercicio de sus funciones como cabeza del ejecutivo, ligue a la nación, y a sus ciudadanos, a un credo particular.