Una versión bíblica y extendida de la paradoja de Epicuro

Por Jorge Gonzalez

Autor:Leonardo Amado

Existen hechos o acciones que pueden ser descritos como malos en algún sentido (Eclesiástico 11: 14; Isaías 45: 6-7; Job 2: 10, 5: 18, 42: 11; Deuteronomio 11: 26-28, 30: 19). Adicionalmente, si las regularidades naturales actuales conducen a la muerte de seres buenos e inocentes (caídas accidentales fatales reguladas por la ley de gravitación, bebés devorados por depredadores, abortos espontáneos, etc.), entonces las leyes naturales actuales son malas en algún sentido. Si el mal en las leyes naturales actuales existe como consecuencia del pecado original de los humanos (Génesis 3), entonces el pecado original logró destruir las leyes naturales del paraíso creado por Dios (Génesis 1-2; Sabiduría 2: 23-24; Romanos 5: 12-14). Sin embargo, si Dios lo puede todo (Job 36: 22; Job 42: 2; Apocalipsis 1: 8), entonces él puede hacer que no existan hechos o acciones malos (Job 36: 6; Job 40 (6)-41). Además, si Dios es omnipotente, tendría incluso el poder de limitar su propia omnipotencia, pero si la limita, entonces no es omnipotente, y si no la puede limitar, no es omnipotente. Finalmente, si Dios es omnipotente, también habría podido crear leyes naturales inquebrantables incluso por él mismo.

Sin embargo, si el pecado original de los humanos logró destruir las leyes naturales del paraíso creado por Dios, entonces él no es omnipotente. Además, si las leyes naturales actuales son malas y existen porque Dios lo permite, entonces Dios es responsable de la maldad de las leyes naturales actuales, luego él no es omnibenevolente. Puesto que si Dios es omnibenevolente (Job 36: 23), entonces él querría acabar con el mal (2 Pedro 3: 9; 1 Juan 4: 7-10; Juan 3: 16; Juan 15: 13; Romanos 4: 25; Gálatas 2: 20; Efesios 5: 2; 1 Juan 4: 10, Efesios 6: 12) y si Dios quiere acabar con el mal, entonces no existirían hechos o acciones malos (Isaías 46: 10). Pero si existen hechos o acciones que pueden ser descritos como malos en algún sentido, entonces Dios no es omnibenevolente (Eclesiástico 11: 14; Isaías 45: 6-7; Lamentaciones 3: 37-38; Job 2: 10, 5: 18, 42: 11; Deuteronomio 11: 26-28, 30: 19; Mateo 10: 34-36; Oseas 13: 16). No es eficaz convertirse en humano y sacrificarse para la salvación de los humanos si el sacrificio no es pleno porque igual se va a resucitar (además otros humanos han sufrido peores torturas y muertes) y, en todo caso, el mal ha seguido existiendo, así que Dios no pudo acabar con el mal como se suponía que lo haría, luego no es omnipotente. Cabe añadir que si Dios viola las leyes naturales actuales cuando hace un milagro pero no en otras situaciones, entonces él desea que las leyes naturales actuales malas permanezcan, luego no es omnibenevolente, o no puede hacer que las leyes naturales actuales sean buenas (sin ningún efecto o interpretación malos), luego no es omnipotente.

Ahora, si Dios es omnipotente y desea que los humanos no pequen, entonces podría haber creado humanos que no pecaran. Pero los humanos pecan, luego Dios no es omnipotente o Dios no desea que los humanos no pequen. Además, si Adán y Eva no conocían la ciencia del bien y del mal antes de comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2: 16-17), entonces no son culpables del pecado original (Romanos 5: 13). No obstante, si Dios es omnisciente, entonces sabía que los humanos pecarían y que esto tendría como consecuencia la destrucción de las leyes naturales del paraíso creado por él. Puesto que si Dios lo sabe todo (Job 36-39; Salmo 139(138); Salmo 147 (146- 147): 5; Juan 16: 30; 1 Juan 3: 19-20), entonces sabe que algunos hechos o acciones son malos (Génesis 3: 5, 22). Aunque si Dios desconoce algunos hechos o acciones malos (Génesis 3: 8-13), entonces él no es omnisciente. Además, o bien Dios permitió el pecado y es responsable de él pero culpa de esto a los humanos aunque sean inocentes y, entonces, él no es omnibenevolente, o bien Dios no pudo evitar el pecado ni la existencia de hechos malos y, entonces, no es omnipotente.

Se dice que existen hechos o acciones malos porque Dios quiere probar si somos buenos o malos (libro de Job) o porque el Diablo (Satanás) existe y los provoca (Génesis 3: 1; Job 1: 6-12; Sabiduría 2: 24; Lucas 10: 18; Juan 8: 44) o porque los humanos tenemos libre albedrío (Deuteronomio 11: 26-28, 30: 19).

El Diablo (Satanás) y la maldad existen solo porque así lo permite Dios (Isaías 54: 17; Isaías 45: 7; Lamentaciones 3: 37-38; Romanos 11: 35; Efesios 1: 11; Eclesiastés 1: 14; Mateo 10: 29-30; Romanos 8: 28). Pero la maldad proviene de los mismos humanos (Marcos 7: 20-23, Romanos 7: 18-20; ) cuando se dejan tentar por el mal (Mateo 4: 1-9; Marcos 1: 12-13; Lucas 4: 1-13; 1 Pedro 5: 8; 2 Timoteo 2: 26; 2 Corintios 11: 3) y lo eligen. No obstante, si Dios es omnisciente, entonces conoce todos los sucesos futuros (Isaías 46: 10), luego no necesita probar si somos buenos o malos. Si Dios lo sabe todo, entonces un humano no puede tener libre albedrío si su destino ya está fijado. Si Dios condena a un humano por haber realizado una elección que ya tenía destinada, entonces él no es omnibenevolente. Y, como ya se ha dicho, si Dios es omnipotente y benevolente, entonces él habría hecho que el Diablo dejara de existir. Finalmente, si Dios todo lo puede, entonces podría haber creado este universo con libre albedrío pero sin la existencia del mal, así que él no es bueno; y si Dios no podría haber creado este universo con libre albedrío pero sin la existencia del mal, entonces él no es omnipotente.

Cuando se exponen las contradicciones bíblicas como las anteriores, los cristianos alegan que Dios es un misterio, que sus razones van más allá de toda lógica, que no podemos juzgarlo y que no comprendemos sus designios (Job 42: 3; Isaías 55: 8-9; Romanos 11: 33-34; 1 Corintios 2: 14). Es contradictorio decir que Dios es un misterio y que es imposible conocerlo mientras que se dicen conocer sus cualidades: omnipotente, omnisciente, omnipresente, eterno, inmutable, omnibenevolente, etc. Si Dios es misterioso e incomprensible, entonces ¿cómo puede decirse que el hombre de buen obrar debe conocer los designios de Dios y cumplirlos si estos están en sus escrituras? La Biblia dice que debe ser usada como norma de conducta (2 Timoteo 3: 16) pero se contradice nuevamente cuando indica que algunos hombres sí puede conocer la mente de Dios (Amós, 3: 7; 1 Corintios 2: 15-16). El problema está en saber cuál de todos los que se dicen profetas de Dios y que conocen su mente es uno verdadero o acertado (Jeremías 23: 9-40; Miqueas 3: 5-7; Mateo 7: 15; 2 Pedro 2: 1-3; Zacarías 13: 3; Lamentaciones 2: 14; Jeremías 23: 30; Ezequiel 13: 2-4, 17; Deuteronomio 13: 1-6), cómo comprender y cumplir la palabra de Dios si es contradictoria. Si Dios podía haber hecho una palabra suya eterna, sin cambios ni contradicciones, ni mentiras, ni interpretaciones (Salmo 119 (118): 89-91, 96, 98, 111-112, 151-152, 160; 1 Corintios 4: 6; 2 Pedro 1: 20-21; Revelación o Apocalipsis 22: 18-19; Jeremías 7: 22 versus Ezequiel 20: 25-26) pero no lo pudo hacer, entonces no es omnipotente, o si no lo quiso hacer, entonces no es omnibenevolente pues en vez de facilitar la salvación humana la ha obstaculizado y oscurecido.

En conclusión, si Dios no es omnipotente, ni omnisciente, ni omnibenevolente, entonces él no es realmente el dios, o existen otros dioses aparte de él (Génesis 3: 22; Éxodo 12: 12, 15: 11, 18: 11, 20: 3; Números 33: 4; Deuteronomio 6:14, 10: 17, 11: 28; Salmo 82 (81): 1; Jeremías 46: 25; Juan 10: 34- 36), o él no merece ser adorado, o él no existe (contrario a Isaías 46: 9).

Referencia
Biblia de Jerusalén. Edición española. (1998). Bilbao: Desclée de Brouwer.